Cuatro pensadores modernos. Cuatro figuras que trascendieron su tiempo. Cuatro filósofos fundamentales: Descartes, Hume, Berkeley y Kant.
La historia de la filosofía es la historia de los giros y contragiros, de las transformaciones y variaciones en los modos de comprender la realidad y de comprendernos a nosotros mismos dentro de ella. Y uno de esos giros, a través de los cuales llegamos hasta donde estamos ahora, tuvo lugar en la época moderna: el giro subjetivista.
Allí el hombre fue puesto en el centro de la escena, o mejor, el hombre se convirtió en la escena misma en la que de allí en más transcurrió la realidad: la conciencia. Desde entonces las cosas se volvieron imágenes para un sujeto y la vigilia llegó a confundirse con el sueño.
¿Estaré despierto?, se pregunta Descartes. ¿Seré algo más que ese brillo en mis sensaciones?, lo hace Hume. ¿Será que las cosas existen cuando no las percibo?, se cuestiona Berkeley. ¿Y hay algo más allí afuera que yo mismo?, se dice Kant.
La verdad, el conocimiento, la ciencia, el sujeto, Dios, la razón y la locura. Los límites y la posibilidad de traspasarlos. La finitud y el fundamento. La conciencia y la realidad volviéndose imagen. El dominio del mundo. La imaginación.
Así pues, a lo largo de estas cuatro clases presentaremos y explicaremos las posiciones básicas de estos cuatro filósofos fundamentales.
Modalidad del curso: a distancia
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[…]¿cómo podría acaso negar que estas manos y este cuerpo son míos? , a no ser que me compare con esos insensatos cuyo cerebro está de tal manera perturbado y ofuscado por los negros vapores de la bilis, que aseguran constantemente que son reyes, siendo muy pobres; que están vestidos de oro y púrpura, estando por completo desnudos; o que se imaginan que son cántaros, o que tienen un cuerpo de vidrio. Pero no son más que locos, y yo no sería menos extravagante si me guiase por sus ejemplos.R. Descartes, Meditaciones metafísicas
Si alguien dijera que es sólo probable que el sol salga mañana, o que todos los hombres deben morir, haría el ridículo. Y sin embargo, es evidente que no tenemos más seguridad en estos hechos que la proporcionada por la experiencia
D. Hume, Tratado sobre la naturaleza humana
[…] puede decirse que hay objetos sensibles que existen fuera de la mente, en el sentido de que existen en alguna otra mente distinta de la nuestra. De manera que cuando yo cierro los ojos, las cosas que yo veía puede que sigan existiendo; pero, de ser así, han de estar existiendo en alguna otra mente.G. Berkeley, Principios del conocimiento humano.
Hemos querido decir, pues: […] que las cosas que intuimos no son, en sí mismas, como se nos aparecen; y que si suprimiésemos nuestro sujeto,[…] toda la manera de ser de los objetos en el espacio y en el tiempo, todas sus relaciones, y aun el espacio y el tiempo mismos, desaparecerían; y que como fenómenos, no pueden existir en sí mismos, sino solamente en nosotros. Permanece enteramente desconocido para nosotros qué son los objetos en sí y separados de toda esta receptividad de nuestra sensibilidad. No conocemos nada más que nuestra manera de percibirlos, que es propia de nosotros, y que tampoco debe corresponder necesariamente a todo ente, aunque sí a todo ser humano”.
I. Kant, Crítica de la razón pura.