Aferrarse a una imagen

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USA. Brooklyn, New York. September 11, 2001. Personas tomándose una foto relajadas mientras sube la nube de humo de los ataques al World Trade Center.
USA. Brooklyn, New York. September 11, 2001. Personas tomándose una foto relajadas mientras sube la nube de humo de los ataques al World Trade Center.

“Durante milenios, el hombre siguió siendo lo que era para Aristóteles: un animal viviente y además capaz de una existencia política; el hombre moderno es un animal en cuya política está puesta en entredicho su vida de ser viviente

Foucault, M., Historia de la sexualidad. La voluntad de saber, 17 a edición, México, Siglo XXI, p. 173.

Durante milenios la existencia estuvo asegurada. El final, como esa potencia que lo anula todo, pudo ser retenido aproximadamente hasta comienzos del siglo XX. Pero durante quince o veinte años -esos años que van desde la Primera Guerra Mundial hasta el surgimiento del nazismo- algo estalló en la metafísica. A partir de allí ya no logramos poner nada, ningún absoluto -idea, primer motor inmóvil, Dios, sujeto, nada- que sostenga y garantice con necesidad la existencia. Desde entonces la existencia se nos abre como siendo contingente, esto es, como pudiendo dejar de ser a cada instante y, por lo tanto, como pudiendo no haber sido. Desde entonces nos sostenemos sobre la nada.

Por distintos medios, tanto la teología como la filosofía trataron de demorar la llegada de ese momento. A lo que demora, a lo que retiene la inminencia del final asegurando la existencia la teología lo llamó katechon. La filosofía, en cambio, lo nombró “principio”, “fundamento absoluto” o simplemente “ser”. Sin embargo, en un momento ambas se revelaron impotentes para seguir asegurando la existencia. Ese momento somos nosotros, nuestra época: la época del nihilismo consumado.

Ya no es posible postular un nuevo Dios que asegure la existencia -ya no podemos, nos falta la capacidad, la confianza, somos escépticos incluso frente a la ciencia y la razón-. Ante la inminencia del final sólo nos queda un último y paradójico sostén: la imagen.

Sólo las imágenes nos sobrevivirán.


Curso de verano: “los conceptos fundamentales de Heidegger“. 1) Dasein; 2) ser-en-el-mundo; 3) ser-con; 4) “ser para la muerte”.

Cartel del curso La imagen
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