
Es el año 1928. El estallido de Ser y tiempo, publicado hace apenas un año, lo pone como el sucesor natural de Husserl. Heidegger emprende entonces un diálogo explicativo con Leibniz. Diálogo, explicación, interpretación y discusión: la filosofía de Leibniz se aclarará por la de Heidegger y viceversa. Entretanto, se hará patente el límite del pensar y la necesidad de ir un poco más allá. Todavía un poco más allá. Hacia el Dasein y más allá…
Este curso universitario, del semestre de verano de 1928, se propuso como meta sostener una discusión con Leibniz. Este propósito estaba guiado por la perspectiva del extático ser-en-el-mundo del hombre a partir de una mirada al problema del ser. […] Esta y otras interpretaciones estaban determinadas por la idea de que cuando pensamos filosóficamente entramos en un diálogo con los pensadores de otros tiempos. […]
Fragmentos de Del último curso de Marburgo
Ciertamente, y esto es lo que quiere decir Leibniz, tenemos que ser para tener la idea del ser. Dicho de modo metafísico: en eso consiste precisamente nuestra esencia, en que no podamos ser lo que somos sin la idea de ser. La comprensión del ser es constitutiva para el Dasein. […]
A partir de todo lo dicho, se puede entender la imagen que Leibniz gusta de emplear a menudo para caracterizar la esencia global de la mónada. La mónada es un espejo viviente del universo.
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Una explicación de Ser y tiempo
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Vamos a leer y explicar el texto entero. Párrafo por párrafo, línea por línea, letra por letra hasta el final. Nos lleve el tiempo que nos lleve. Charlando. Pensando. Discutiendo.
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