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No se espantarán de que el culo sea tan desgraciado los que supieren que todas las cosas aventajadas en nobleza y virtud, corren esta fortuna de ser despreciadas de ella, y él en particular por tener más imperio y veneración que los demás miembros del cuerpo; mirado bien es el más perfecto y bien colocado dél, y más favorecido de la naturaleza, pues su forma es circular, como la esfera, y dividido en un diámetro o zodíaco como ella. Su sitio es en medio como el del sol; su tacto es blando: tiene un solo ojo, por lo cual algunos le han querido llamar tuerto, y si bien miramos, por esto debe ser alabado, pues se parece a los cíclopes, que tenían un solo ojo y descendían de los dioses del ver.
Francisco de Quevedo y Villegas, “Gracias y desgracias del ojo del culo”
En la clase del último lunes sobre Testo Yonqui hablamos del culo, o mejor, de los culos, porque son todos distintos. Leímos y explicamos que según Preciado, quien a su vez remite a Deleuze y Guattari,
el ano es el primer órgano privatizado, colocado fuera del campo social, aquel que sirvió como modelo de toda posterior privatización […] El ano, como centro de producción de placer […] no tiene género, no es ni masculino ni femenino, produce un cortocircuito en la división sexual, es un centro de pasividad primordial, lugar abyecto por excelencia próximo del detritus y de la mierda, agujero negro universal por el que se cuelan los géneros, los sexos, las identidades, el capital. Occidente dibuja un tubo con dos orificios, una boca emisora de signos públicos y un ano impenetrable, y enrolla en torno a estos una subjetividad masculina y heterosexual que adquiere estatus de cuerpo social privilegiado.
Paul B. Preciado, Testo Yonqui: sexo, drogras y biopolítica, Madrid: Espasa, 2008, pp. 59-60
Para seguir pensando la relación entre los culos, el capital y la identidad personal; les dejo este artículo de Jorge Leite Júnior que salió en Página 12 en 2015 y que me gustó mucho.
Este próximo lunes seguimos con Paul B. Preciado y su Testo Yonqui. Esta vez nos ocuparemos de la pastilla como “panóptico comestible” y haremos un rodeo por el texto de Deleuze “Post-Scriptum sobre las sociedades de control”. El curso permanece abierto.
Los espero.