Como cuando en día de fiesta…

Como cuando en día de fiesta…

Turner: más que romántico, un pintor de la intensidad cósmica
William Turner, “Tormenta de nieve sobre el mar” (1842)

Tal vez haya sido un año difícil el que está pronto a terminar. (¿A terminar? ¿Cuánto dura un año? ¿Puede durar más de 365 días? ¿Y cuándo empezó este año que no termina, que no quiere terminar, o que quizá no termine nunca?)

Pero así es el hombre; cuando la dicha está a su alcance
y un dios en persona se la trae, no lo reconoce.
Pero desde que sufre, entonces sabe expresar lo que quiere,
y entonces las palabras justas se abren como flores.

friedrich Hölderlin, “Pan y vino”.

Y lo que antes sucediera, pero apenas fue sentido,
sólo ahora es revelado.

F. Hölderlin, “Como cuando en día de fiesta…”

Difícil ha sido remontar la cotidianidad a lo largo de este año que no termina. Pero también quizá hemos presentido algo. Algo que vendrá después de la tormenta, cuando el año termine, si es que algún día termina, y volvamos a salir a encontrarnos con los otros.

Feliz fin de año. Nos vemos pronto.

Como cuando en día de fiesta a ver lo campos
un campesino al alba sale, cuando
tras tórrida noche refrescantes relámpagos cayeran
sin cesar y aún retumba el trueno a lo lejos,
a su cauce regresa ya el torrente,
y fresco reluce el verde suelo,
y de la bienhechora lluvia del cielo
la viña gotea y resplandecientes
bajo un sol en calma se alzan los árboles de la floresta:
.

Así, también se hallan bajo un clima favorable
aquellos a quienes no un maestro, sino la maravillosamente
omnipresente educa con su ligero abrazo,
la poderosa, la divinamente hermosa naturaleza.
Por eso, cuando parece dormir en algunas estaciones del año,
en el cielo o entre las plantas o los pueblos
también se apena el rostro de los poetas.
Parece que están solos, pero siempre presienten,
pues ella misma presiente mientras reposa.
.

¡Mas al fin nace el día! Esperé y lo vi venir.
Y lo que vi, lo sagrado, sea ahora mi palabra.
Pues ella, ella misma, que es más antigua que los tiempos
y reina sobre los dioses del poniente y el Oriente,
la naturaleza, ha despertado ahora con fragor de armas,
y desde el alto éter hasta el profundo abismo
siguiendo leyes inmutables, como antaño, cuando nació del sagrado caos,
siente renovado entusiasmo
de nuevo, la que todo lo que crea.
.

Y del mismo modo que brilla un fuego en los ojos del hombre
cuando concibe algo sublime, así,
nuevamente una llama prendida en los signos y hazañas del mundo
enciende hoy un fuego en el alma de los poetas.
Y lo que antes sucediera, pero apenas fue sentido,
sólo ahora es revelado.
Y por fin reconocemos bajo su figura de siervos
a quienes sonriendo nos labraban los campos:
a las fuerzas siempre vivas de los dioses.

[…]
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